El Gusano Blanco viaja sobre un gigantesco iceberg llamado Yikith, el cual puede maniobrar como si se tratase de una nave. Desde su colosal ciudadela, el Gusano Blanco contempla los mares y asola grandes extensiones deshabitadas y yermas debido al frío insensato que produce su presencia. Sus víctimas son prolijamente congeladas, y ni siquiera exponiendo sus cadáveres al fuego se logra derretir el hielo antiguo que este dios abominable ha colocado en sus venas.